EL ECONOMISTA, SECCIÓN VALORES

A pesar de que el gobierno federal analizó de cerca experiencias para modernizar la explotación nacional de hidrocarburos, se decidió por un modelo: el de contratos de utilidad compartida. La razón -explicó el secretario de Energía, Pedro Joaquín Coldwell- es muy simple: el Estado mantendrá la propiedad de los recursos desde su exploración hasta su comercialización, que es lo que actualmente conviene más a México. “El modelo de utilidad compartida es el adecuado porque es el que más se adapta y el que mejor rendimiento le da al Estado, tratándose de yacimientos no convencionales como los que tenemos, particularmente, en aguas profundas”, aseguró la cabeza del sector energético entrevistado por El Economista.